Fueron pasando los meses y fui superando esas pequeñas crisis de ansiedad y de insomnio, pero llegó el final de curso y el cuerpo no lo aguanto más, tuve que perderme los últimos días de clase por este motivo, yo pensaba que era mi querida enfermedad crónica, pero estaba claro, que el problema no era físico, sino psíquico. Intenté aguantar lo poco que quedaba, los exámenes del último trimestre como pudiera y luego intentar descansar para estar bien para el campamento.
De momento con mucho agobio y mucho calor pude ir superando, bueno aguantando los primeros exámenes a duras penas, pero llegó un examen que además de ser teórico, era práctico. El profesor nos hizo esperar un buen rato para comenzar la parte práctica, y ahí fue cuando mi cuerpo dijo basta!! y no pude aguantar más el agobio y el malestar que sentía, tuve que dejar el examen a medias e irme a mi casa en coche de un buen amigo. Yo estaba totalmente desolado, lo veía todo muy muy negro, pensaba que todo se había acabado, que había llegado a mi límite y así lo era, pero yo pensaba que había perdido parte del curso y lo que más me importaba, me iba a perder mi último campamento, en el que había puesto mucho trabajo e ilusión, para que mi grupo de chavales lo disfrutarán como se lo merecían, porque para mí se lo merecen todo por ser un apoyo fundamental en esta aventura que me tocó vivir. Pase varios días totalmente bloqueado y muy obsesionado pensando que ya no podía volver a hacer nada.
Aunque a los pocos días decidí no rendirme y buscar una solución, una salida, fui a mi doctora de cabecera, y le comenté lo sucedido, me hizo una serie de pruebas rutinarias y me diagnosticó que padecía ansiedad, me recetó una medicación para controlarla. A la cuál le tenía mucho respeto, porque se que esas pastillas pueden anularte y tampoco tenía mucha fe en ellas.
Intenté ayudarme de la medicación para mejorar mi estado, pero había días que ni con ellas me encontraba bien, pensaba que me iban a dejar tonto... pero no fue así, al revés tampoco tenían tanto efecto como yo imaginaba. Al final pude acabar los exámenes que tenía pendientes, tengo que agradecer el buen trato de los profesores hacia mi persona. No siempre te encuentras profesores que se merezcan el título de profesores... supongo que lo entendéis, no?
Bueno pues al final también fui a duras penas al campamento y disfrute de muy buenos momentos, gracias también al apoyo del equipo de educadores, del equipo de cocina (unas cocis que siempre estaban cuidándome muy bien), a las palabras de mi sacerdote (que me ayudaron mucho: acompañar también tiene un gran valor) y como no gracias a mi grupo de chavales que siempre estuvo ahí. Pero aún así seguía con este gran problema.... que no es que sea grave o sí, pero si que te bloquea y te sientes impotente, y es la peor sensación que puedes tener, tener una sensación que no controlas, que no es real, y que se dispara de forma inconsciente y cuanto más importancia le das más crece....
Acabé el campamento de una manera insuperable, dormía bien y me encontraba bien, cosa que al principio nada de nada, me confíe y empecé a bajar la medicación una vez finalizado el campamento, pero no iba a resultar tan fácil. Al poco tiempo volví a recaer y no veas que paliza, porque limita completamente las actividades que quieras realizar, porque el miedo o esa sensación estúpida de que algo malo te va a pasar no sale de tu mente.... Pase un verano muy malo porque al tener tanto tiempo para pensar, pues más me obsesionaba con el tema y pensaba que el siguiente curso, ya no iba a poder hacer nada.
En definitiva, la ansiedad o cualquier patología psíquica supera por goleada a cualquier patología física, puedes estar viviendo un infierno en tu mente de una forma inconsciente que no puedes controlar y de la que no puedes escapar. Por ello, os recomiendo a todos aquellos que habéis pasado por algo similar que busquéis ayuda de un profesional (psicólogo o psiquiatra dependiendo de la gravedad) pero una buena técnica para superar este infierno personal que es la ansiedad, es la exposición poco a poco a aquellas situaciones que la provocan, además de lo que te recomiende un buen profesional.
Mi consejo personal es que Viváis el Presente, el pasado ya pasó y el futuro es imprevisible... No temáis cosas que aún no sucedieron, solo afrontar las cosas que estén sucediendo en vuestro Presente, el momento presente es el más importante de vuestra vida.
J.Gargón