miércoles, 13 de octubre de 2010

Crohneando Supera Las 100 Visitas!!


Muchas gracias a tod@s aquell@s que han dedicado un poco de su valioso tiempo para leer mi historia y gracias también por todos los comentarios. Espero que sigáis visitando el blog y os ayude en algo.

Esta ocasión merece una gran canción: (dale al play)


martes, 5 de octubre de 2010

Capítulo 3: Por Fin en Casa…


Tenía pensadas un montón de cosas para hacer ahora que ya estaba “bien”, pero me ilusioné muy pronto, porque mi madre no dejaba de recordarme que debía guardar reposo tal y como había dicho la doctora, bueno pues los primeros días yo estaba tan contento con mi dieta que a los pocos días ya estaba tan animado que me dio por comerme un donut de esos congelados… pues fue un grave error porque me puse peor de lo que estaba y con un gran malestar que me duro varias semanas, ya me mentalicé que no podía volver a comer lo que quisiera como antes… Luego empezaron los experimentos con la leche, solo os puedo decir que para mi es el mejor laxante “natural”, después de comprobar eso ya me fui desanimando y seguí con mi dieta estricta y mi medicación, la dieta era lo más parecida a la que cualquier persona tiene que seguir cuando tiene una gastroenteritis, pero aún así me encontraba mal y con muy pocas fuerzas, debido también a que había desarrollado un tipo de anemia generada por la enfermedad de Crohn. Yo intentaba seguir adelante pero era muy difícil cuando día tras día no notaba una mejoría y estaba todo el día con muchos dolores y un gran malestar del aparato digestivo debido a los gases que me producía mi enfermedad.
Tampoco puedo olvidar que no pude ni celebrar San Valentín para una vez que podía celebrarlo, ya que tenía pareja… pero aún con el regalo preparado y todo, tuve que aguantarme y quedarme en casa, era muy triste porque no podía salir de casa y apenas tenía fuerzas o ánimos para hacer algo, cuando fui a la consulta de la doctora a ver como iba evolucionando la enfermedad con la medicación esperaba recibir buenas noticias y que me bajará la medicación y me dijera que estaba todo controlado, pero no fue así me dijo que tenía que tomar una medicación más fuerte y si veía que no mejoraba tendrían que llegar a operarme, para mí eso fue como si me clavaran un puñal en el corazón, me dejó totalmente decaído y asustado, no sabía porque todo aquello me estaba pasando a mí, ¿qué malo había hecho yo, para tener que sufrir esta situación? Bueno pues quede con la que era mi pareja, le comenté como estaba, aunque a mí se me nota rápido cuando estoy mal, le explique todo lo que me había dicho la doctora y ella no supo decir ni una palabra de apoyo, me contó una tontería de su trabajo, como si le hubiera dicho que me iba a comprar una barra de pan… En ese instante me di cuenta que había aguantado mucho a esa persona que no me aportaba nada como pareja ni como persona, mi paciencia había llegado al límite y al despedirme de ella le quite la cara cuando iba a despedirse de mí con un beso.
Me sentía tan desesperado y desconsolado que no sabía que hacer, se podría decir que estaba cayendo en un pozo sin fondo. Mis hermanas estaban ahí para intentar animarme, me llamaban por teléfono para ver como iba, pero no pude ni aguantarme las lágrimas al comentar la posibilidad de la operación, realmente lo estaba pasando muy mal, menos mal que un amigo estuvo ahí y me regalo unas palabras de aliento y me animo un poco porque ya no tenía ganas de seguir pasándolo mal, mi vida se había derrumbado en tan poco tiempo…
Cuando pude conversar con mi pareja, le deje claro que no podía seguir con ella, que no estaba bien con ella y que prefería dejarlo, pero aún así le ofrecí mi amistad, pero su maldito orgullo pudo más que ella y no volví a recibir noticias suyas. La verdad que a mi eso me quito un gran peso de encima porque me centre en mi recuperación y me preocupaba solo en mi estado de salud.
Los siguientes días seguía mal y no tenía fuerzas ni para levantarme de la cama, ya que por la noche no podía descansar por el malestar de estómago y tripa, y recuerdo un día en el que mi madre me tuvo que ayudar a incorporarme para desayunar y tomarme la medicación, mi madre me vio tan mal que no pudo reprimir más sus sentimientos y se puso a llorar, eso me llego al alma o más bien me destrozo el alma. En ese momento decidí que no podía seguir así, me mentalicé que tenía que ponerme bien, que es muy importante la actitud que tengas ante la vida, así que por mi madre que siempre estuvo ahí y por mi grupo de chavales, que de una forma muy especial estuvieron siempre a mi lado, viniéndome a visitar a casa y dándome todo su apoyo con sus tarjetas de te echamos de menos, vuelve pronto, te queremos. Todo ello me dio fuerzas para seguir adelante y seguir un horario y unos hábitos para ponerme bien, decidí que si me dolía el estómago y la tripa por los gases, tenía que dar paseos por casa, muchos paseos hasta que expulsará los gases, y que si seguía la dieta y la medicación podía mejorar con el tiempo tenía que hacerlo por ellos, por mi familia, por mis amigos y en especial por mi grupo de chavales que me hacen sentir una persona importante en sus vidas.
Fueron pasando los meses y yo iba por rachas había épocas en las que estaba regular y otras en las que estaba mejor, me pase la mayor parte de ese medio año sin hacer prácticamente nada, centrado en mejorar mi salud y conseguir llegar al mes de julio más o menos bien para poder ir al campamento y así hacer algo, después de tanto tiempo parado. En el mes de junio estaba tan animado que me cogí la bici y me di una paliza haciendo deporte con ella, porque me hacía sentir libre, es decir, bien conmigo mismo, pero no me sentó tan bien como pensaba y al día siguiente tuve dolores en el intestino debido al ejercicio, en ese momento pensé que no llegaría al estar bien para el campamento… y unos de esos días me encontré con mi párroco y se intereso mucho por como me encontraba y que tal me iba la medicación, me dio todo su apoyo y me dijo que si no podía ir como monitor al campamento, el se ofrecía para acompañarme un día de visita ya que sabía que me hacía mucha ilusión ir.
Finalmente me puse bien para ir al campamento como un monitor en toda regla, siguiendo las pautas para mi dieta (gracias a las cocineras) y mi medicación (que no me dejaba tomar el sol, es decir, todo el día con la crema de 50 jeje), pero con todo ello y algún pequeño dolor, pude DISFRUTAR, si disfrutar de un campamento genial, y digo disfrutar en mayúsculas porque así fue, con tanto sufrimiento vivido había olvidado que en la vida también se puede disfrutar, y solo con estar allí me sentí la persona más feliz del mundo, aunque el día más emotivo fue un día en misa, en la que un niño, que no era de mi grupo, dio gracias porque me había recuperado para poder estar con ellos en el campamento. Eso si que me llego al alma, y aún cuando lo recuerdo me hace soltar alguna lágrima, ese gesto y muchos más por parte de mi grupo de chavales, me hizo olvidarme por completo de la enfermedad y que volviera a ser la persona que yo era, alegre, simpático y como no un poco payaso. Pero no hay nada más bonito que ser un payaso, porque hacer reír a los demás es lo más bonito, es como repartir felicidad. Con esto quiero haceros ver que la vida no es toda de color negro o de color blanco, sino que pasamos por diferentes rachas, y la mejor manera de superarlas es aprender de ellas y luchar por lo que quieres, por que…. Querer Es Poder.
Pero esto aún no ha acabado, porque os seguiré contando que paso después y como una enfermedad crónica física no es nada comparada con otras cosas…. Hay queda eso.